15 diciembre 2009

NUBE GRIS

Una nube sobrevuela el jardín y continúa un camino marcado por sus deseos.
Se acerca a otras nubes buscando sentirse integrada pero la rechazan.
Porque son blancas, como algodón.
Y ella es gris. Una gran nube gris. Imposible que pase desapercibida pero marginada.
Se aleja de ellas, triste.
Hace fuerza de la tristeza y se vuelve cada vez más grande, más impresionante. Observa desde las alturas la crueldad del resto de nubes. Todas iguales. Todas blancas. Todas perfectas. Todas con compañía.
Ella querría que se fijasen en ella y la viesen como es. Una gran nube gris en búsqueda de compañía.
Sigue sola. Busca en diferentes países, entre distintas nubes.
Sigue sola.
La gran nube gris sigue sola.
Se va lejos, a una isla perdida, deshabitada, desconocida.
Y comienza a llorar. En la isla comienza a llover.
La nube se hace cada vez más pequeña. Descargar agua para descargar penas.
Sigue sola. La isla recibe su lluvia con deseo. Ninguna nube había ido hasta allí y dejado sus lágrimas.
La no tan gran nube gris sigue sola. Y continúa haciéndose más pequeña.
El agua sigue cayendo, sigue siendo absorbida por la tierra, sigue decorando el envés de las hojas con pequeñas gotas que se empeñan en retar a la gravedad.
La pequeña nube gris sigue sola. Y continúa disminuyendo su tamaño.
Ya no puede parar de llorar. Son demasiadas cosas por las que debe luchar. Sola. Únicamente la isla es testigo de su pena.
La inexistente nube gris sigue sola. Y ha desaparecido. Sólo quedan las gotas que dio por esa pequeña isla. Han calado en su tierra.
Porque era la única que estuvo acompañándola en sus penas. Porque era la única que mereció recibir sus lágrimas en su hombro. Porque ella había estado en los malos momentos. Porque la isla había estado con la nube cuando lo había necesitado. Porque la nube se había sentido valorada por la isla.
Porque las dos necesitaban a alguien que las quisiera y las hiciera sentirse queridas.

1 comentario:

  1. Por ti, por mi, porque somos nubes sin rumbo, porque pasamos por buenos y malos momentos, porque suelo estar siempre gris, y tengo a mi nube esponjosita de algodón que me intenta blanquear, porque lo pasamos juntos, porque, aún grises, seguiremos unidos, porque, aún negro, seguiré estando ahí, intentando ser yo, sin juzgarte, entendiéndote, queriéndote...

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