(H)

"- H. Papá es un tipo muy cerrado, muy encerrado. SI TE QUIERE, NO TE LO VA A DECIR NUNCA. Nunca te va a decir que te necesita, ni a vos ni a nadie.

- Alicia. SI NO LO DICE ES PORQUE NO LO SIENTE, O PORQUE LO QUE SIENTE NO ES TAN FUERTE Y LO PUEDE CONTROLAR. Ah, pero basta, no quiero hablar más de esto porque se acabó. A joderse un tiempo y a empezar de nuevo.

[Fragmento de la película "Martín Hache"]

Hay algunas películas que, por mucho que vea, no me canso de hacerlo. Y "Martín Hache" es una de ellas: un guión impoluto y personajes bien construidos, cada uno con su problemática y sus relaciones.

Si escuchas atentamente cada diálogo, puedes sacar un pensamiento, una idea que puede cambiar tu perspectiva del mundo. Y, si además de cambiar tu forma de verlo, cambia tu forma de actuar sobre él, no puedo pedir más a una película. Incluso podría decir que no es suficiente con ver cada escena atentamente para entender la película. Hay que sentir cada escena, encarnarla y sentir el mundo con ese pensamiento, con esa sensación.

Cada vez que la veo, me llama la atención una escena distinta, me quedo con un nuevo pensamiento. Y hoy ha sido éste que plasmaba más arriba: "Si no demuestras que quieres a alguien, es porque no le quieres o porque lo que siente no es tan fuerte y lo puede controlar".

Si quieres a alguien, te sale decírselo. Es un impulso, una pulsión inevitable en algunas ocasiones que te hace demostrar de alguna forma que quieres a la otra persona. Y si esto no es así... me plantearía si realmente quiero.

Pero, desgraciada o afortunadamente, tengo la maldición o el don de ser impulsivo...y demostrar lo que siento a las personas que quiero. O, al menos, eso espero.

RE-CONOCER

Primera fase: una presentación, conversaciones insulsas, primeras sonrisas, silencios incómodos, empezar a conocer, intentos para quedar, algún momento de complicidad, sorprenderse,...

¡Click! Empiezas a valorar la amistad. Empiezas a pensar que esa persona tiene un hueco en tu vida. Empiezas a querer al otro.

Segunda fase: complicidad, cercanía, buscar tiempo para quedar cuando se pueda, preocuparse por el otro, detalles, algún que otro "te quiero", planes para ir al cine o hacer algún viaje, quizá algún llanto acompañado, sentir refugio en su abrazo,... Querer.

La gente habla. La gente opina. La gente especula. La gente farfulla.

Pero realmente no puedes conocer a alguien si no te acercas a él o a ella, te sientas y empiezas a hablar directamente.

Y realmente no puedes querer a alguien... hasta que sientes que forma parte de tu vida. Tanto, que incluso te cuesta recordar cómo eras cuando aún no estaba ahí, en un hueco de tu corazón.

CJ

Hay gente que no lo entiende. Gente que nunca entenderá porqué estoy en el centro juvenil.

Tengo una razón muy sencilla: yo tampoco lo sé. Tengo mis razones pero siento que va mucho más allá.

No puedo explicarlo porque me queda grande.

Los chavales que me rodean y tengo la enorme suerte de poder verlos crecer. Un equipo de monitores entre los que puedo contar algunos amigos y tengo la enorme suerte de sentirme valorado y querido por algunos de ellos. Un lugar con unas oportunidades de ocio que muchos lugares que quisieran y tengo la enorme suerte de poder organizar algunas de ellas.

No son gente. Son personas. Cada una con sus características, sus problemas, sus aficiones, sus virtudes, sus defectos... sus vidas. Con otras personas: mayores, menores, más altas, más rubias,...también con sus vidas. Teniendo la enorme suerte de poder compartirlas. Y, juntos, sonreir, disfrutar, sentir, llorar, pensar, compartir, convivir, jugar, rezar, escuchar, correr, viajar, bailar, hablar,...

Por supuesto que hay problemas, días que no me apetece, gente que no llego a comprender, actividades que no me llegan a convencer,... pero, después de todo, merece la pena.

Tengo la enorme suerte de formar parte de algo que se llama Centro Juvenil La Balsa.

SOLOS

Siempre me ha llamado la atención ver esta palabra en plural.

Pero, en algunas ocasiones, no muchas, puede tener sentido...

La quietud que se siente cuando estamos solos. Este dejarse llevar, este dejarse hablar que se vive con otro, en una compañía que va más allá de la complicidad. Experimentar esa relajación feliz en presencia de otra persona.

Es un espacio fuera del tiempo en el tiempo.

Es difícil encontrar a la persona con la que conseguir este estar solos. Pero, cuando se encuentra, merece la pena.

SENTIR VS PENSAR

Llegar a casa, sentarte delante del ordenador... y que, irremediablemente, te llene una falsa sensación de soledad que intentas contrarrestar con pensamientos de que no es así.

Pero, en mi caso, el sentimiento gana al pensamiento.