29 junio 2011

COMODÍN

El comodín es un pequeño bufón, distinto a todos los demás. No es ni trébol ni diamante, ni corazón ni pica. Tampoco es un ocho o un nueve, ni rey ni reina.
Es el que se queda afuera de todo lo que los demás forman parte. Es una carta más, pero no una carta cualquiera. Está dentro de la misma caja, con todos los demás naipes, pero no es como ellos. Por lo tanto, puede ser retirado sin que nadie lo eche de menos.
El comodín de la baraja es una carta que te viene muy bien si está en tu mano, es útil porque sirve para cualquier cosa y puede hacer cualquier función, la que necesites en cada momento. Un día es nueve de picas y otro distinto se convierte en tres de diamantes. Pero también hay veces que es inútil y no te casa con ninguna de las cartas que hay en tu mano. Para eso, casi mejor tirarlo y que otros puedan aprovecharse de él.
Incluso hay juegos en los que el comodín no es necesario y se deja dentro de la caja, apartado de todos los demás naipes, sin poder mostrar su sonrisa al jugador que lo utilice.
Al fin y al cabo, es una sonrisa que no merece la pena porque sólo es la sustituta de otra carta mejor. Nadie querría al comodín si tuviese en la mano la carta que necesitase. Es el eterno e inútil sustituto.

Sólo una falsa sonrisa con los cascabeles demasiados gastados.

¿Pasaría algo si la baraja se quedase sin comodín?

26 junio 2011

RELEYENDO

Releyendo mi blog, me doy cuenta de cómo va cambiando la vida, incluso en poco tiempo.
Apenas hace seis meses del comienzo del año y, si tuviese que volver a decidir quienes serían mis doce uvas, se mantendrían sólo seis o siete personas.
Es curioso ver cómo cambian las relaciones; ver que algunas se afianzan, que otras pierden fuerza. Recordar qué cosas han hecho por ti, cuando te han decepcionado, cómo hay personas que se equivocan, cómo hay veces que eres tú mismo el que te equivocas, cómo puedes afectar en la vida de los que te rodean, cómo te afectan ellos...
No sé. El verano siempre me hace reflexionar. En verano siempre tengo más tiempo para estar yo solo, para darme cuenta de cómo la gente puede ignorarte durante días y días, para ver cómo luego eres tú quien ignora a otros durante semanas.
Aunque las cosas cambien, aunque las personas cambien, me alegra darme cuenta de que sigo pensando que siempre habrá alguien a tu lado para cuando lo necesites. Y, si hay quien no lo piensa, pues yo tengo la suerte de poder considerar de que, aunque quizá no sea la persona que a mi me apetezca, estoy seguro de que siempre hay alguien que se preocupa por ti, aunque sea mínimamente.
Al fin y al cabo y aunque las cosas cambien, tengo suerte.

21 junio 2011

IRA CONTENIDA

No pensé que fuera a hacerlo.
Sí, sabía que las cosas no iban como antes, que es posible que la relación estuviese más fría. Pero no tanto como para esto.
Llegó hecho una furia: "Porque no sirvo para nada. Porque es lo mismo si estoy en casa o si no. Porque para esto no me había venido a vivir contigo. Porque yo esperaba otra cosa. Porque hace tiempo que te miro y no sonrío. Porque ya no siento lo mismo de antes. Porque esto se ha acabado. Porque todo es una mierda..."
¿De dónde sale toda esta ira contenida? Ayer dimos un paseo y nos tomamos un helado sentados en un banco del parque. ¿Por qué no me dijo todo esto para que hablásemos? ¿Por qué ha esperado a que las cosas fueran tan mal que han explotado por su boca?
Cogió su maleta, metió un par de calcetines, su camiseta del Hard Rock, unos vaqueros y una botella de whisky que teníamos reservada para alguna ocasión especial. Supongo que se puede decir que ésta era una ocasión especial.
Todas las despedidas duelen. Aún duelen más si no hay despedida.
Pero las que más daño hacen. las que más dolor causan... son las que van seguidas de un portazo.
Ese portazo será lo único que acompañe a las lágrimas que se derramen.

20 junio 2011

"ERES UNA MUJER ESTUPENDA"

"Eres una mujer estupenda, Claudia". Eso me lo dijo Dani esta mañana. Y yo lo repito muchas veces, en voz baja para oírlo una y otra vez. Eres una mujer estupenda. Eresunamujerestupenda. Eres. Una mujer. Es. Tu. Pen. Da. "Pero robas el aire. Cuando estoy contigo, siento cómo las habitaciones se vacían". Eso también me lo ha dicho Dani, justo después de lo de estupenda. "Yo en mi vida he robado nada, quitando una bolsa de chucherías del chino que había enfrente de mi casa cuando era pequeño, pero a ti no te conocía". Y ha seguido: "No es lo que quitas, Clau, es lo que das. Tú entregas mucho más de lo que nadie puede recibir, y así es como asfixias a la gente. Con tu preocupación. Con tu dedicación. Con tu cercanía. Todo buena intención... pero agobias, cansas, agotas. Exiges una respuesta que no todos podemos dar. Pregúntaselo a tus amigas. Pregúntaselo a tu madre."
Soy una mujer estupenda. Soy una mujer estupenda. Es. Tu. Pen. Da. No sé. Puede que Dani tenga razón. Tengo la pequeña manía de hacer cosas por los demás y esperar que, al menos, me lo agradezcan.
A partir de este momento, seguiré el consejo de Dani.

Y ese día fue el que Claudía decidió dejar de preocuparse por los demás... para no agobiarles.
Ellos sabrían lo que se perdían... o no.

12 junio 2011

LOS VAMPIROS FÉNIX

Se querían.
Dos vagabundos nocturnos. Dos seres que sentían que la luna les comprendía mejor que el sol.
Eran vampiros. Criaturas con el corazón lleno de sombras. Y esas sombras eran las culpables de que no pudiesen estar juntos, aunque se quisieran.
Pasaban noches en vela hablando, compartían secretos, reían en la oscuridad... pero no podían mostrar sus sentimientos.
Se querían demasiado para dañar al otro.
¿Se entendían? Sí.

¿Podrían estar juntos? Sí.
¿Se harían daño? Segun ellos, sí.
Así que, uno de ellos, decidió inmolarse. Las llamas cubrieron su cuerpo y su corazón se hizo cenizas. Eligió no amar... para no dañar.
Pero no eran unos vampiros cualquiera. Su otra naturaleza se identificaba con un pájaro sagrado, un pájaro que los antiguos llamaban fénix.
Y, como éste, tanto él como su corazón renacieron de las cenizas con más fuerza si cabe que antes de la inmolación.
Estaban destinados a estar en la eterna encrucijada y en la difícil decisión: ¿Es mejor arriesgarse? ¿Podrá el amor ser tan fuerte para que no se rompa? ¿Dolerá?
Las decisiones siempre son difíciles... y más cuando está en juego el corazón de un vampiro fénix.

Sólo hay dos personas que pueden entender esto. El resto que entiendan lo que quieran.

07 junio 2011

LIBROS

¿Hasta qué punto dependemos de los demás?
¿Dónde está el equilibrio entre el espacio personal y la necesidad de relacionarse?
Hay días en los que tengo que descartar planes porque me han propuesto cinco.
Otros, como hoy, puedo llamar a veinte personas que todas tienen algo que hacer.

Por suerte, me quedan los libros. Ellos siempre están ahí, dispuestos a acompañarte cuando lo necesites. Llenos de aventuras, de amores y desamores, de intriga, de muerte, de risas, de imaginación.
Recuerdo aquella etapa de mi vida en la cual dedicaba la mayor parte de mi tiempo a leer. Entre otras cosas, el silencio era, y es aún, uno de mis amigos más queridos. Y sólo él entendía lo que los libros me querían transmitir. Un libro puede llevarte a mundos imaginarios, hacerte viajar en el tiempo y el espacio y llevarte a un paraíso inhabitado que puedes modificar con las palabras del escritor y un poco de tu imaginación. Un triángulo compuesto por un libro, el silencio y yo.
Quizá ahora no tenga tanto tiempo para leer como quisiera... pero ellos siempre están ahí, esperando.
Porque, como dice un proverbio hindú, "un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora".
Quizá deba tratar mejor a estos "amigos" y dejar que los de carne y hueso me sorprendan... para dejar de llevarme decepciones.