13 diciembre 2009

GODSPELL

Estoy preparado encima del módulo aunque el telón no se haya abierto todavía.
Veo a Aitor entre las cortinas. Pero no es él quien está en la tarima, es otro. Ahora es Juan, ha dejado de ser él para meterse en la piel de un personaje; su personaje.
Yo, sigo siendo yo. Hasta que se abra el telón.
Siguen hablando. Comienza la canción. Ya falta poco. "Y escuchad la palabra..." Llega el momento. Vamos. Tranquilo, Jose.
Pero ya no soy Jose. Ahora soy el Maestro. Ahora tengo que dejar de ser yo. Ponerme una máscara y un disfraz pero encima de un escenario, donde todo el mundo lo ve normal, donde nadie te juzga actues como actues.
Comienzan las canciones. Una a una, van pasando las hojas en mi cabeza y ya hemos llegado al final.
Después de haberme tropezado con los cubos en los bailes, después de haberme tragado a Anita durante un oscuro, después de haber improvisado la mitad de mis frases,...
Ha llegado el momento del apagón final. La última vez que se apagan las luces antes de que podamos salir a saludar. Y yo estoy atado a una red en el fondo del escenario y "muerto".
Comienza a sonar "Beautiful city" y salimos a saludar.
El estreno no podía haber sido de otra manera. No podía haber salido mejor. No ha habido un fallo, sino cien. Pero he sentido que las sonrisas de la gente que estaba en el patio de butacas eran arrancadas por nosotros. Por nuestra ilusión, nuestras frases preparadas.
Personas como tú y como yo, pero que están en la Fundación Instituto San José por una enfermedad mental que les marcará de por vida. Nuestro estreno fue en un hospital psiquiatrico. Pero no se me ocurre mejor lugar para hacerlo.
Somos los culpables de que esos hombres y mujeres hayan sonreido por una vez viendo un musical. Quizá, para algunos, fuese el primero. Y, para otros, el último.
Y el grupo Teatrosa ha sido el afortunado de ser quien haya compartido con ellos esas sonrisas.
Y yo tengo la suerte y el orgullo de decir que pertenezco a ese grupo. Y siento que no es el equivocado, como me ha pasado otras veces. Por una vez, estoy en el lugar adecuado, en el momento adecuado, con la gente adecuada, haciendo lo adecuado.
Y es que, "ya ves, todo acaba bien"...

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