29 octubre 2009

SOÑAR QUE DESPERTAMOS

Soñé que no nos conocíamos. Y nos despertamos para saber si nos amábamos.
Soñé que no nos conocíamos. Una pesadilla me abrumaba día tras día. La oscuridad me rodeaba, me ahogaba. Un sueño en el que los gritos y los golpes se sucedían, dejando señales que durarían de por vida. Que ni siquiera ahora han sido superadas. Un sueño con olor a lejía de limón y cerveza. Las sombras se entremezclaban. La cocina estaba siempre encendida. Y la puerta, cerrada. A veces, las paredes retumbaban o se oía como la puerta de la nevera o del microondas se cerraban provocando un ruido sordo. Tras ese, solía venir otro. Yo estaba en mi habitación, iluminado por un flexo, oyendo lo que salía de la cocina. En ocasiones, mi hermano lloraba. Supongo que para que le hicieran caso. Yo iba, le cogía en brazos y, mientras seguían los gritos, yo le cantaba. Intentaba consolar su pena. Las penas de los recién nacidos siempre parecen insufribles. Nadie llora con más fuerza que un recién nacido. A veces conseguía calmarlo; otras, venía mi madre, con su eterna cara de sueño y cansancio, y le cogía. Ella era quien olía a lejía de limón. Le mecía en sus brazos y le arrullaba. Poco a poco, mi hermano se iba calmando. Los recién nacidos también tienen ese don de reconocer a su madre sólo por la forma de mecerlo en sus brazos. Volvía a mi habitación y todo parecía volver a la calma. Me ponía a leer cualquier cosa; recuerdo que, entonces, me leía los libros de Harry Potter, cuando todavía nadie había oído hablar de él. Luego, él venía a mi puerta y la cerraba. Algunas noches se permitía un “hasta mañana” en un susurro, pero nunca metía la cabeza para mirarme; mucho menos entraba a darme el para mí desconocido beso de buenas noches. Cuando empezaba a tener sueño, me metía en la cama. Daba unas cuantas vueltas y me acomodaba. Pero nunca me dormía sin haber oído como se cerraba una última vez la puerta. Eso significaba que mi madre se había ido a trabajar de telefonista, aunque limpiase suelos durante el día. Después, intentaba descansar; ya con mi hermano en la cuna y mi madre yendo al trabajo. Y, tras ese, otro día tan solitario como el anterior.
Y nos despertamos para saber si nos amábamos. Aunque creo que es demasiado pronto para decir que nos amamos. Vamos por el mismo camino. Las sombras, tanto las tuyas como las mías, han desaparecido. Intentamos enterrar mi constante pesadilla; destruir la tuya. Juntos lo iremos consiguiendo. Ya debería haber dejado de ser el “padre” de mi hermano. Debería haber dejado de encerrarme en mi habitación, para no tener que enterarme de lo que pasa más allá de la puerta. Debería haber dejado de recordar ese olor. Deberían haber cicatrizado todas las heridas. En teoría, ¡tendría que haber hecho ya tantas cosas! Estoy seguro de que tú también lo pasaste mal. Pero es algo que tú debes superar. No dudes que tendrás mi ayuda. Y la de muchos más, seguro. Juntos podemos hacer grandes cosas. Y sentirlas. Nos despertamos para saber si nos amábamos. Nos costó despertar. Hubo un largo letargo. Jugueteábamos con las pequeñas lucecitas que se empeñaban en aparecer cada vez que intentábamos abrir los ojos. Por fin, nos hemos despertado. Hemos arrancado todas las telarañas, hemos ahuyentado toda sombra, han desaparecido todas las lucecitas. Tras todo eso, estabas tú. Estás tú. Y tú eres quien ahora me da fuerzas para continuar, para olvidar y construir un futuro que creía destrozado. Sin seguridad pero con confianza, conseguiremos avanzar en nuestro camino, ahora nuestro, hacia un lugar mejor. Ese lugar no me importa porque sé que voy contigo.
Y, aun con inseguridad, miedo, cautela y, racionalmente, demasiada rapidez; también hay confianza, cariño, intuición e, irracionalmente, muchas ganas.
Soñé que no nos conocíamos. Y nos despertamos para saber si nos amábamos.

27 octubre 2009

SOMEWHERE


Lost in the darkness, hoping for a sign,
Instead there is only silence,
Can’t you hear my screams?
Never stop hoping,
Need to know where you are,
But one thing is for sure,
You’re always in my heart.

I’ll find you somewhere
I’ll keep on trying until my dying day.
I just need to know whatever has happened
The truth will free my soul

Lost in the darkness, try to find your way home,
I want to embrace you,
And never let you go.
Almost hope you’re in heaven,
So no one can hurt your soul,
Living in agony,
Cause I just do not know,
Where you are.

Wherever you are, I won’t stop searching.
Whatever it takes, I need to know.

Más canciones. Porque toda canción que hable de amor, me recuerda a ti. De cómo comienza un amor. De lo que se siente. De dónde se encuentra. But (now) one thing is for sure, you’re always in my heart.
También son útiles porque no encuentro palabras. Para algo han de servir las palabras que otros han escrito antes. Por suerte, no soy el primero que utiliza el gran poder de las palabras. El problema está en que todo lo que pueda escribir puede resultar repetitivo e inútil ya que no sabría cómo expresarlo, no sabría cómo plasmarlo en un papel (o en un Word) Sólo sé que ahora eres el centro de mi vida, que mueves todo lo que me rodea, que eres la razón por la que quiero que pasen las horas, que me encantaría poder estar a tu lado todo el tiempo posible, que estoy redescubriendo un nuevo yo gracias a ti, que me estás haciendo replantearme muchas cosas en mi vida, que me emociono con tus “cosita”, que tengo tantas ganas de empezar esto, de que funcione, de que no sea uno más, sino ese “único”.
Que me estoy atropellando, precipitando, acelerando, ilusionando, inventando, planeando,…pero porque esto que siento, nunca lo había sentido hacia nadie. Y cuando digo nunca, es nunca (quien me conoce, sabe que las palabras “nunca” y “siempre” en mi boca son raras de escuchar). Que me haces volar. Me haces vivir.
Mi razón me obliga a escribir que son demasiados sentimientos en poco tiempo, que no sea tonto y vaya con más calma. Pero es que no quiero hacerlo. Empecé arriesgándome y ahora quiero apostarlo todo a la misma carta. Y eso es lo que estoy haciendo, afortunada o desgraciadamente, pero es lo que estoy haciendo y, de momento, tengo intención de seguir haciendo.

23 octubre 2009

EL ÚNICO SIEMPRE SEGURO


Cada día te recuerdo más. Cada día siento que te necesito más. Quiero oír tu voz. Quiero que me des un consejo. Quiero verte. I know that you have your eye on the sky, looking at me, you can read my mind. Sé que lo que quiero no es posible. Sé que no podré verte más. Sé que ahora estás en otro lugar, quien sabe dónde nos lleva la muerte. Pero sé que todo sería más fácil si estuvieses aquí. Han pasado cinco años desde aquel 1 de septiembre y te sigo recordando, te sigo llorando, te sigo queriendo. Sigo esperando que, algún día, entre en tu habitación y te encuentre dormido y yo me pueda tirar encima de ti para despertarte, como hacía cuando era pequeño. O que me levantes y me lleves en volandas hasta el asiento del conductor de tu camión. Tu maldito camión. Sigo esperando ir al pueblo y que nos vayamos a la Peña del Cuervo a escalar, donde todavía se conservan algunos mosquetones y, donde actualmente, en la pequeña cueva que hay casi en la cima, hay una foto tuya pegada con silicona y con las firmas de los que nos atrevimos a subir hasta allí como tú solías hacerlo.

Pocas personas que me conocen saben de ti. Porque eres el secreto mejor guardado que tengo. Porque poca gente merece saber algo de ti, digamos “conocerte”. Porque yo tampoco merecería haberte conocido y pude hacerlo.

Marcos, me siento solo, me siento perdido. Y sé que tú me harías sentirme protegido, acompañado, querido. Sé que tú me darías un abrazo, de esos en los que me apretabas y movías la cabeza como un loco, de esos en los que yo reía, en los que tú rugías como el tigre que estaba dibujado en el capó de tu coche.

Pero ya no habrá más abrazos de esos. Ni de esos, ni de ningún tipo. Porque ya no estás. Y yo debería ir haciéndome a la idea. Sigues formando parte de mi vida, de forma muy presente de hecho.

Y es el único “siempre” del que puedo estar seguro.

Estoy completamente seguro de que tú estarás siempre conmigo.

EL AGUJERO NEGRO EN EL CENTRO DE LA ESPIRAL


Luego me quejo de que la gente me agobia pero, siendo realista, me agobio yo solo. El jueves es un día de la semana en el que me pongo especialmente nervioso. Porque llega el fin de semana y quiero organizarme de forma que pueda ver a todo quien me lo haya pedido.
Este es un fin de semana como otro cualquiera. El viernes, cuando a las 15:00 salga de clase y coma en la facultad, iré a casa de mi abuela (una media hora de camino), dejaré allí la mochila, iré a Moncloa a buscar a Aitor que llegará a eso de las 17:30 para estar en Atocha a las 18:00 y poder ensayar en Teatrosa; saldré a las 21:00 (si somos puntuales…)y, a las 22:00, tengo que estar en Callao con Dani, Luz, Miguel, Paula, Patri, Sonia,… Según cuando tenga que irse Dani a San Agustín (o sea, a eso de las 7:00 que sale su autobús), volveré a casa de mi abuela donde intentaré dormir algo (¿quién necesita dormir?) para levantarme, ducharme y estar a las 12:15 en la Pampa para ir con Vanesa a comprar el regalo de Cristina. Después, a la 13:30, tengo que estar en Francos para buscar a Marta y que nos vayamos a comer por Gran Vía pero tengo que estar a las 17:00 en Estrecho para ir a la reunión. Después, ayudaremos allí hasta eso de las 21:00, porque tendremos que ir a Plaza de España donde estaremos Cris, Aitor, Vane, Tristán, Paola,… para ir a la tetería y celebrar el cumple de Cris (o hacer un amago de ello) Espero llegar a Alcobendas a eso de las 2:00 donde mi madre me espera para despertarme a las 8:00 para cuidar a mi hermana y hacer algo de limpieza. Comeré e iré a casa de mi tía para que me dé un masaje (cosa que llevo prolongando en el tiempo desde hace casi un mes) y, a partir de las 18:00, tendré algo de tiempo para mí. Y eso, si no me ha surgido ningún plan para entonces porque todavía faltan unos días para el domingo. Ya me han dicho de ir al Retiro pero…me apetece pero estaré sin fuerzas.
El lunes, de nuevo, la rutina semanal con clases, estudio, piscina,…Y volverá el jueves y volveré a querer tener todo estructurado con mi tiempo calculado al milímetro. Y es algo que no me gusta porque me impide una de las cosas que más me gusta de mí que es mi impulsividad, el decir: “vamos a hacer tal” y hacerlo, sin plan por adelantado, que surjan las cosas.
Y, incluso así, siento que me falta gente a la que tengo que ver, gente que incluso sé que no me quiere ver. Me falta poder hacer algo que quiera. Excepto comer con Marta, el resto son planes que hago por “obligación”; me decanto por lo que debo y no por lo que quiero hacer. Y quiero cortar con eso. Pero me cuesta. Porque estoy acostumbrado a llevar este tipo de vida y planteármela de otra manera, me hace replantearme si quiero cambiarla realmente. Y, al final, me agobiaré y mandaré todo a la mierda, que es algo que se me da de puta madre. Cada vez conozco a más gente nueva. Cada tengo menos ganas de conocer a más gente. Cada vez tengo más ganas de llamar a Helen y decirle: “Quiero verte. Quiero recuperarte. Sé que no lo merezco. Sé que nunca estaré a tu altura porque me pusiste en un pedestal y ahora se ha roto. Sé que te avisé pero nunca pensé que fuera hacerlo. Y lo he hecho. He roto por donde no debía. Y sé que no te gusta que ponga las cosas en el blog pero no me atrevo a otra cosa. Y quizá me llames, y entonces yo no te lo coja; porque no pueda o porque no quiera, pero ninguna de las dos es excusa.”
Me estoy hartando de saltar de oca en oca y no mantener a nadie en mi vida. Me estoy hartando de ser como un niño pequeño al que le regalan un juguete nuevo y, como tiene más botones y es menos conocido, abandona el resto para dedicarle su tiempo a ese juguete. Pero, aunque esté harto, aunque no encuentre la solución, yo soy el único que puedo salir de la espiral en la que estoy. Porque si no lo hago, llegaré al centro y explotaré; y crearé una nueva espiral. Pero no me atrevo. No me atrevo a romper con esta vida que me he creado. Con esto que ya pienso que forma parte de mí. No puedo romper con los huecos de mi agenda, decorada con cuadros de Dalí, pero con el mismo contenido de mierda. Tiempo dividido para gente que no sé si quiero dedicárselo, ni si se lo merece. La segunda no me importa, el problema está en la primera.
Pero no soy así, y me cuesta cambiarlo. Claro que me cuesta. Quiero cambiarlo desde hace tiempo pero el agujero negro del centro de la espiral cada vez me absorbe más y cada vez me acerco más a ese centro al que no quiero llegar. Debo luchar contra mí. Pero me da miedo.
Y no sé si tendré a alguien cuando esto termine, o más bien, cuando empiece.
Y no sé si aguantarán cuando decida empezar.
Y no sé si querré que sigan ahí.
Y no sé ni cómo empezar.
Ni siquiera sé si debo empezar.
Necesito tiempo pero sin dejar de hacer nada de lo que hago. Llegué hace poco a la conclusión de que eso no es posible.
En ese caso, ¿qué he de hacer?

21 octubre 2009

INTUICIÓN

Today the sun is shining just for me, I don´t know why
But I can feel something inside, there´s nothing I will hide
Everything seems easy, I can play and I will win it
There´s no doubt about myself, it´s me and no one else
´Cause that day, that day is coming around so soon
I can feel it, that day is coming around so soon.

And I´m waiting for my angel
And my angel may be you
And I´m still waiting for my angel
My man and my savior
Another time it goes by

Suddenly you came into my life just like a sweet surprise
Trying to find out the best way to play it out
Something in your eyes makes me love you, makes me cry
But it´s just happiness you see, keep on seducing me

Es increíble como puede venirte una canción a la cabeza cuando conoces a alguien. Tengo la intuición de que he conocido a alguien importante. Sólo porque cuando le escuché hablar por primera vez me vino esta canción a la cabeza. Esta canción. Sólo pensé en la música pero hoy he leído el mensaje. Un mensaje muy claro. Todavía creo en mis intuiciones, no me suelen fallar; soy intuitivo, para bien y para mal. Así que, I´m still waiting for my angel and my angel may be you.

19 octubre 2009

TRES PERSONAS

Tres personas buscan un pequeño hueco en mi vida. Yo, por primera vez, he decidido dejar que las cosas fluyan. Tres personas en la universidad intentan conocerme por alguna razón desconocida para mí. Tres personas: Dani, Alba y Luz. Alba, Luz y Dani. Luz, Dani y Alba. Tres personas. Que, poco a poco, iré conociendo. Sin prisa. Por una vez, intentaré no organizar, no preocuparme, no elegir, no racionar el tiempo. Procuraré ser yo y punto. E intentaré darme conocer aunque me cueste. Porque se están abriendo un pequeño hueco. De momento, pequeño. Quien sabe lo grande que se podrá hacer. De momento, pequeño. Pero no quiero pensar en lo que pasará o dejará de pasar. Simplemente, ellos ahora están conmigo. Haciendo trabajos, sentándose a mi lado, compartiendo coñas, clases (en el aula, en el césped o en la cafetería), intercambiando gestos... Viviendo segundos, minutos, horas. Compartiéndolos. Ellos se esfuerzan por entrar en mí. Intentan que sea feliz, se preocupan de sacarme una sonrisa. Por una vez, quiero ir poco a poco y sin prisa. Porque creo que va a ser mejor. Y porque creo que merecen la pena. Gracias por dejarme un hueco en vuestro corazón.
PD. Colgaría alguna foto pero no tengo ninguna con los tres juntos y, por separado, no me apaño. Asi que, ajo y agua.

SIGUES SORPRENDIÉNDOME

Y si tú caías, yo contigo.

Es tan preciso, cálido y frío, emocionante y desolador, acogedor y distante, es tan tuyo que llena. [Resp. "Escribir a medianoche"] Cada vez
que "te leo" me doy cuenta de a quién tengo a mi lado, una persona que pretende pasar desapercibida porque le da miedo que le conozcan y porque no confía en sí misma tanto como a mí me gustaría que lo hiciera, de un ejemplo de superación en muchos sentidos, de un alma acogedora en la sombra que no conoce el "no" por respuesta, de alguien que cuando profundizas notas que roza la perfección, de una persona que te llena, de un buscador de sonrisas.

Ese es Aitor. Quien actualmente, me da fuerzas para seguir. Digan lo que digan, hagan lo que hagan. Y, lo más importante, haga lo que haga. Él sigue ahí. Mejor, él sigue aquí, a mi lado. Y yo ya no sé que hacer para agradecérselo. Para agradecértelo. Gracias por haberte empeñado en convertirte en un gran amigo. En el mejor amigo que he tenido, tengo y, espero, tendré.

ESPEJOS

Cuando por fin me atreví a mirarme al espejo, descubrí porqué había estado tanto tiempo sin mirarme. Supe que no era mi rostro lo que buscaba; buscaba el rostro de otro.
Y lloré. Intenté contener mi llanto y vi cómo los músculos se tensaban momentos antes de que la primera lágrima se deslizase por mi mejilla. Cerrando los ojos, esa lágrima se pegó a la pestaña para quedar tras una nube. Una nube de tristeza que no quería sentir mía. Rozaban mis mejillas mientras miraba en otros espejos de la casa que me reflejaban, de nuevo, eso que no buscaba. Pude mirarme desde todos los ángulos posibles. Lágrimas repetidas hasta el infinito. Cada vez menos espejos en los que encontrarle. Continuaba mirando espejos. Espejos. Más espejos. Mi madre tiene siempre un espejo en la puerta de cada armario. Y otro más grande en el salón. Y en el recibidor. Y en los baños. Y uno pequeñito en la cocina. Y otros, aún más pequeños, guardados en diferentes cajones. Continuaba viendo un rostro, el rostro de un perfecto desconocido, que siempre me miraba de frente. Supuse que era yo. Pero él no estaba. En ningún espejo. Ninguno había guardado su imagen. Todos reflejaban la misma estúpida cara con los ojos rojos, la nariz mocosa y los labios vibrantes.
Los rompí todos. Él no estaba reflejado. Tampoco estaba dentro. Simplemente, no estaba. Él no estaba.
Él no estaba.
Él no está.
¿Él estará?
Seguiré mirando en los espejos que encuentre. Seguiré sin encontrarlo. Y, así, seguiré rompiendo espejos. Para que, al romperse, se formen pedazos y consiga, de un solo espejo, infinitos. Él mundo se llenará de espejos. Y así sólo seguirá reflejándose la misma estúpida cara de ojos rojos, nariz mocosa y labios vibrantes.
La misma.
La misma estúpida.
La misma estúpida cara de ojos rojos, nariz mocosa y labios vibrantes.
La misma estúpida cara de ojos rojos, nariz mocosa y labios vibrantes que, algún día y por suerte, dejaré de ver.
¿Por qué?

15 octubre 2009

ESCRIBIR A MEDIANOCHE

Escribo unas cuantas líneas. Las que necesito.
Con las palabras que tú me enseñaste a usar a lo largo de estos años.
Tú eras la perfecta sombra en el papel mientras jugabas con el atardecer.
Yo temía salirme del camino pero me llevabas de la mano.
Rompiste mi único deseo de dormir contigo otra noche.
Sólo quería que fueses atento, cercano.
Mientras caían las hojas en otoño.
Soledad, dolor, no me han abandonado.
Y si tú caías, yo contigo.
Si me amabas, ¿no te sentiste amado?
Ahora supongo que estarás más seguro.
¡Pero si tan sólo me hubieras avisado!
Siete mentiras solitarias recuerdo con el viento sombrío de medianoche.
Abre el libro y siente el único poema que leer he osado.
Yo romperé mi nombre.
Y sellaré esta medianoche con una lágrima de mi corazón blando.
Quema el papel.
Cada línea por la que he llorado.
Yo, escritor; tú, mi único personaje principal.
Me haces llorar por tu amor, al igual que hiciste cuando
Llegaste a entender que todo…
Todo había terminado.
Todavía no soy capaz de releer estas líneas.
Hazme fuerte, Dama del Dolor, hazme menos humano.
Ya no creo en ese “juntos por siempre”
Estas líneas sólo pueden herirme, matando.
Lo siento por la lluvia.
Ahora, en el puente, te abandono, debajo.
Doy media vuelta y te dejo.
Dejo la carta que nunca será enviada, una carta en blanco.
Buenas noches
Decidí que todo ha acabado.

13 octubre 2009

BUSCANDO TIEMPO

No sé qué hacer.

Sigo jodido por la mierda del tiempo. Sigo sin saber como compaginarlo todo para hacer todo lo que quiero. Y he llegado a la conclusión de que, si no he conseguido compaginarlo hasta hoy, quizá es que no haya manera de hacerlo.

Pero, ¿qué debo abandonar? ¿Tal vez quién? ¿Qué precio estoy dispuesto a pagar?

Me planteo muchas opciones pero ninguna de ellas me gusta. Y tampoco puedo seguir como hasta ahora, agobiándome y queriendo hacerlo todo. Se me acabaron las fuerzas hace tiempo y ahora se nota. Ahora la gente se ha dado cuenta. Quizá demasiado tarde.

No necesito que la gente esté encima. Al contrario. Lo que quiero es que cada uno sea feliz con su vida, que no tengan problemas. Así, tendré un poco de espacio. Pienso que demasiadas personas me ven como alguien más o menos importante en su vida y yo no puedo darlas todo lo que me piden. O no siempre.

Hay a quien quiero dedicarle tiempo. Hay a quien quiero ver para compartir un café y charlar. Pero no quiero verles a todos.

El problema está en que no sé decir que no. Tampoco podría mandar a nadie a la mierda. Antes me voy yo. Y me estoy yendo. Me estoy derrumbando. Estoy cayendo poco a poco, silenciosamente, en una espiral de cansancio, falta de tiempo y muchos planes.

Y quiero cumplirlos todos. Y si consigo uno, ya hay otros dos que debo zanjar.

Y así, no acabaré nunca. Y nunca empezaré a vivir mi vida. ¿Qué debo hacer o, mejor, qué debo dejar de hacer?

No sé elegir. No sé decidir. Y nadie puede hacerlo por mí. Soy yo quien debe decidir cómo utilizar mi tiempo. Mi tiempo. Hace tiempo que busco algo de tiempo, paradójicamente.
¿Para qué seguir ayudando a la gente si luego me siento vacío? Busco algo que me llene. Y lo he encontrado. Pero sigo siendo ese niño pequeño que se ilusiona con un juguete nuevo y abandona los demás porque ya sabe cómo son, porque sabe que seguirán ahí.

No cuido a la gente. Hay quien lo sabe y, quien no lo sepa, ahora sí. Sabe dónde se mete. Es el momento de decidir si os merece la pena. Si es mejor para vosotros dejarme atrás, adelante. No seré yo quien os lo prohíba. Porque yo no soy capaz de decir adiós. Y si esperáis ese momento, nunca llegará. Porque siempre tengo una excusa para seguir aferrándome a alguien a quien, quizá, no quiera o no deba continuar aferrado.

Necesito tiempo para reflexionar, para estar conmigo, para reflexionarme, para autoconocerme, asustarme y autodestruirme, suicidarme e inmolarme.

Debo encontrar tiempo. Pero, mientras tanto, seguiré haciendo las mismas cosas. Seguiré con todo lo que llevo hasta ahora. Hasta que me agote definitivamente. Hasta que el cuerpo me obligue a parar.

Quizá entonces sea demasiado tarde para ponerme a pensar.

08 octubre 2009

PORQUE SON MUCHOS MOMENTOS

Estoy confuso.
Hay momentos en los que no puedo dejar de quererla, ser consciente de que la echo de menos y de que quiero que forme parte de mi vida. Pero también hay momentos en los que quiero matarla, mandarla a la mierda con sus rayadas.
Muchos momentos. Muchos lugares los que hemos recorrido juntos. Muchos sentimientos los que me ha hecho descubrir. Muchas coincidencias en la manera de pensar, y de sentir.
Se me vienen a la cabeza fotogramas de distintos días: su cara en el Dunkin escuchando “Heavy on my heart”, el día que simulábamos ser estatuas, la charla de risoterapia, un día en el Café&Té de Sol mandándola un sms mientras pedía en la barra y luego, con un mensaje en una servilleta que aún sigue en mi corcho (9/11/08), una tarde con Juanan, Elvi y ella en Plaza España con un cachimba improvisada, los días de Agosto que durmió en mi casa, con Juanan o sin él, aunque acabásemos saturados, intentando liarnos en el palacio real aunque fallidamente, en el cine viendo “Public enemies” donde “había muchas tiendas”, la noche que fui a buscarla a la Casa del Libro, las noches de verano hablando por teléfono, otra noche en Plaza Castilla sentados en un poyo y sintiendo una conexión inexplicable, cenando en Batán y acompañándola a casa porque estaba mal, durmiendo en mi casa y abrazándome porque yo estaba mal mientras mi hermana andaba por ahí, noches en la chupitería con sus amigos, con los de la ECH, nosotros solos, una noche en Argüelles coincidiendo con Mary, y la noche que estuvimos durmiendo los cuatro en mi casa, tantos cafés en distintos sitios,…
Muchas horas. Muchos días. Muchos recuerdos. Demasiados. Porque ahora no sé si podré continuar alargando la lista de recuerdos. Porque ahora no sé si creo en el siempre o no. Porque estaba demasiado obcecado en la idea de “me odia” y ahora veo un resquicio que puede ser “la jode”. Y en eso estaríamos de acuerdo. Porque me jode. Y me seguirá jodiendo.
Me jode haber sido tan gilipollas. Me jode haberme centrado tanto. Sabía que la universidad me iba a alejar de todo y de todos, pero no tanto. Sabía que tendría que dar de lado a quien quiero, pero no tanto. Sabía que me iba a costar organizarme, pero no tanto. Sabía que estaría saturado tanto por trabajos como por hermanos, pero no tanto. Sabía que ella estaría esperando el momento en el que pudiésemos vernos, pero parece que no.
Porque la he cagado. Porque ya no contestaba a mis mensajes. Porque ya no me quería coger el móvil. Porque no me daba cuenta de que quería que le sacase un hueco. Porque no me la merezco. Porque ha sido demasiado increíble durante demasiado tiempo y ahora hay que dejar Helen para más gente. Porque ya tocaba que me abandonasen. Porque no podía ser todo tan bonito. Porque no tengo tiempo ni para decirla que la echo de menos. Porque no creo que quiera volver a verme. Porque no creo que deba volver a verla. Porque no creo que tenga fuerzas para quedar con ella. Porque se me caería la cara de vergüenza cuando la viese. Porque no sé que la pasa ni que la deja de pasar. Porque necesito saber que está bien. Porque pienso que soy yo quien ahora le está jodiendo. Porque creo que ahora está cabreada pero llegará un momento en el que el viento amainará y se dará cuenta de que tiene tantos recuerdos como yo. Porque los hemos vivido juntos. Porque me cuesta darme cuenta de que ya no tengo valor para darle al botón verde cuando paso por su nombre en mis contactos del móvil. Porque, si me atrevo a llamarla, cuelgo antes de que comunique.
Me jode que sea tan cabezota, que piense que la gente no merece la pena, que el mundo está lleno de gente asquerosa que quiere joderte la vida.
Pero es normal que piense eso si coincide con gente como yo.
Pero tiene a Juanan. Tiene a Elvira. Tiene a sus padres. Y eso debería hacerla ver que la gente no es tan mala como parece.
Ahora pienso en el día en el que nos conocimos, sentados en un taxi, saliendo de un cementerio. Y en lo lejos que me parece que está ese día si veo todos los que hemos compartido por en medio.
Y ahora no entiendo nada. Porque sabía que si las cosas se jodían, lo pasaría mal. Sabía que dice muchas cosas cuando se cabrea aunque no las sienta (me di cuenta con Juanan, con Elvi, con Samara, con Will). Pero lo que dice, duele. Y duele mucho.
Ahora no sé que quiere. No sé que quiero.
Pero, si lo mejor para ti, es borrarme de tu vida, hazlo. Dime, por tuenti, por blog, por sms,…que no quieres volver a saber nada de mí. Y me iré. De verdad, me iré. Ya tengo práctica en eso.
Pero no puedes pedirme que deje de pensar en ti. Que deje de quererte.
Pero, por favor, si crees que merece la pena, si crees que podríamos arreglarlo, si crees que ambos reconocemos que seguimos queriendo tener al otro en nuestra vida, házmelo saber también. No te prometo que pueda dedicarte más tiempo porque reconozco que no lo haría ni aunque quisiese. Porque no tengo tiempo material para hacerlo. Pero intentaré estar más pendiente. Intentaré aliviar tu carga cuando pueda. No intentaré ser “tu primer plato” pero si un plato de postre, o el platito del pan. Esos platos que están de vez en cuando pero que se agradece que estén. Es lo que te ofrezco. Sé que no es mucho pero es lo que puedo ofrecerte a día de hoy.
No puedo pedirte ni que me quieras, ni que me recuerdes con afecto, ni siquiera que me olvides; pero no puedes evitar que yo te siga queriendo, que pueda seguir escribiendo sobre esa gran amiga que tuve/tengo y que creía en un “people always leave” que yo le hice creer aún más.
Sé que no te lo crees pero sigo ahí. No sé cómo pero sé que quiero seguir ahí, seguir formando parte de tu vida.
De ti depende tu decisión.
Ahora puedes ponerme verde todo lo que quieras por escribir en el blog en vez de decírtelo a la cara o por la razón que sea. Pero sabiendo todo lo que he escrito. Porque es cierto. Porque quiero seguir conociéndote. Porque quiero seguir sorprendiéndome. Porque ya no quiero seguir absorbido por el tiempo. Porque ya no tengo arte para escribir. Porque ya no tengo fuerzas para continuar tecleando. Porque no tengo nada más que decir. Porque…Porque ahora tengo más razones para que mi canción siga siendo “Heavy on my heart”

HAPPY ENDING

Wake up in the morning, stumble on my life
Can't get no love without sacrifice
If anything should happen, I guess I wish you well
A little bit of heaven, but a little bit of hell

This is the hardest story that I've ever told
No hope, or love, or glory
Happy endings gone forever more
I feel as if I'm wastin'
And I'm wastin' everyday


This is the way you left me,
I'm not pretending.
No hope, no love, no glory,
No Happy Ending.
This is the way that we love,
Like it's forever.
Then live the rest of our life,
But not together.


2 o'clock in the morning, something's on my mind
Can't get no rest; keep walkin' around
If I pretend that nothin' ever went wrong, I can get to my sleep
I can think that we just carried on

A Little bit of love, little bit of love
Little bit of love, little bit of love

07 octubre 2009

POR LO QUE PARECE, FIN

En realidad, para que algo se termine, los culpables siempre son dos. Se reconozca la culpa o no.

06 octubre 2009

PEQUEÑOS DETALLES

Son los pequeños detalles los que te hacen ver que la gente te aprecia. Son esas sorpresas, esos actos que no te esperas, que te hacen sonreír. Hoy me he levantado aunque pensaba que iba a ser uno de los peores días de mi vida, pero los que me rodean, aquellos que intentan estar cerca de mí, les deje o no, han conseguido arreglarlo. Y han sido muchas las sorpresas. Es ese beso que me ha dado Paula por la mañana. Esa frase diciéndome que Aitor es increíble, que tengo mucha suerte de tenerle como amigo (y no sabes que razón tienes, Paula). Alba dándote las gracias por un mensaje que llevaba días en mis borradores y, por fin, me decidí a enviarlo. Esos dibujillos que hace Dani cuando se aburre en clase (es decir, constantemente) y que luego me enseña para sacarme una sonrisa. Esa canción mal entonada por Roxana pero que nos hace reír a todos, sin importarle. Luisa metida debajo de la mesa para que Hilda no la pille en clase, incluso paseando por el pasillo y sin verla. Bea y sus comentarios cuando nos saltamos las clases. Elena con un gracias por no dejarla tirada en la universidad. Mi hermano contándome sus problemas de camino a la piscina. Es Aitor que habla conmigo por el móvil de cosas más o menos importantes durante más de una hora y sin cansarnos. Cris que me llama para decirme que, de nuevo, está seriamente con Tristán y, por fin, deja de darle quebraderos de cabeza. Es llegar a casa y encontrarse un post-it pegado en el cajón con un “te quiero, guapo” con la letra de mi madre. Es que Jesús se preocupe por mí y me saque a la terraza para hablar de lo que me preocupa (él lo sigue intentando y, aunque yo nunca le dejo entrar, se agradece que se preocupen por ti). Es mi prima mandándome un mensaje diciéndome que me echa de menos (el momento de vernos se acerca,jeje). Es mi madre obligándome a irme a la cama (primera vez que lo hace desde que no vivo en Talavera) porque sabe que llevo desde el jueves sin dormir…
Son tantas cosas. Y de tanta gente que, puedo decir que, forma parte del puzzle de mi vida. Tantas sorpresas. Tantos pequeños detalles. Que, aunque al levantarme piense que va a ser un día de mierda, las personas a quien importo, aunque sea un poco, intentan cambiarlo poniendo su granito de arena.
Son piezas importantes en el puzzle. Siempre lo son y lo serán. Y, aunque desaparezcan, aunque no las vuelva a ver, aunque…seguirán en mi corazón, como tantas otras personas ya lo están. Empezando por la ya más que cicatrizada Laura, a la dudosa Helen, pasando por la no tan olvidada Mary. En mi corazón, siempre hay hueco para alguien más. En mi agenda y en mi tiempo, no tanto. Pero no hace falta ver a alguien para saber que está ahí. Y, aunque antes pensaba lo contrario, cada vez me van demostrando más que no es así.
Ante tiempos duros, optimismo. Dejemos el pesimismo para tiempos peores.
Gracias a todos. A quien me demuestra que me quiere, a quien no me lo demuestra, a quien está ahí, a quien quiere estar ahí, a quien cree que ya me ha perdido o a quien, simplemente, me dedica un segundo de su vida a pensar en mí.
Gracias

04 octubre 2009

FELICIDADES

Hoy es tu día. No dejes que nadie te lo amargue. No pienses que algo va a salir mal. Simplemente, disfrútalo. Disfruta de toda la gente que tienes a tu alrededor. De tu mamitis aguda. De tener una hermana que, aunque esté absorbida por su mundo, no deja de preocuparse por ti. De tener una Isa, una Gemma,…mucha gente que es feliz sólo con verte sonreír. Alégrate y sé feliz. Tienes razones para serlo. Y hoy, más que nunca. Te quiero pequeñajo.
PD. Siento haber estado tan raro y tan distante pero todo tiene su explicación así que te debo un café. Aunque tenga que ser en un par de semanas, pero ya hablaremos.

01 octubre 2009

LA PIEDAD DE MAQUIAVELO

Cada vez estoy más seguro de que no me he equivocado de carrera. La psicología es un mundo en el que quiero adentrarme sin miedo a lo que me voy a encontrar. Ayer, clase de Historia con “House”. Iba sin ganas hacia el Aula 9. Nos dice que vamos a hablar del famoso mito de la caverna. Platón. Las ganas se me quitaban cada vez más. Decido desconectar. Miro hacia delante y veo a Alba riéndose con Óscar. Alba es una de las personas que me ha sorprendido. Veremos que depara el futuro. Echo una ojeada hacia atrás y me encuentro con la mirada de Rocío. Me dedica una sonrisa y pienso que tiene una de las sonrisas más bonitas y sinceras que he visto. Vuelvo a girar la cabeza y miro hacia mi izquierda. Ahí está Dani, un chico que merece la pena conocer aunque cueste llegar a él. También sonríe y siento que “éste puede ser el principio de una gran amistad”. Presto un momento de atención a la clase por cotillear de qué están hablando. ¡Y me sorprendo cuando veo que hablan de la mentira!
Sigo el debate sin participar pero atendiendo a las distintas perspectivas. Cuando cambian de tema, yo sigo en mi cabeza con el mismo.
Veo una clara división entre dos tipos de mentiras: una, llamémosla maquiavélica, y la mentira piadosa. Y es una diferencia muy fácil de entender en teoría pero difícil de diferenciar en la práctica.
Las mentiras maquiavélicas son aquellas que se dicen en beneficio del que miente.
Las mentiras piadosas son aquellas que se dicen en beneficio de quien es mentido.
Incluso así, ¿pueden considerarse como “buenas” alguna de las dos?
No nos vamos a meter en el tema de qué es bueno y qué no lo es. Cada uno tendrá su modo de ver la “bondad”.
Me dedico a analizar la mentira durante el resto de la clase, con algún que otro retorno a la realidad, pero sin mucha importancia.
Llego a varias conclusiones tras estar casi dos horas reflexionando.
La primera, que más o menos la tenía clara antes de comenzar la reflexión, es que ocultar algo no es mentir. Para mí, ocultar algo es tener intimidad. Y cada uno decidirá cuál es el grado de intimidad que quiere tener. Podemos considerarlo “malo” si lo que ocultamos es algo que afecta directamente a quien se lo ocultamos pero, aun así, seguimos siendo nosotros los que tenemos esa información y quienes decidimos el mejor momento para compartirla.
Nadie puede, y mucho menos debe, obligarte a contar algo que tú no quieres compartir. Tú eres el dueño de tu vida y hay cosas que necesitan una digestión, un tiempo para ser analizadas o, simplemente, a la persona adecuada para contársela. Podemos encontrar ayuda en los lugares más inesperados pero seremos nosotros los que decidamos qué hacer con esa ayuda.
La segunda conclusión, que ni siquiera yo tengo clara, es que, para mentir, hace falta ser inteligente. Comúnmente se dice que una mentira lleva a otra. Y controlar un castillo de mentiras sin que se derrumbe es complicado. Yo salí de mi castillo de mentiras hace poco tiempo y se derrumbó a mis espaldas con mucha gente dentro. Creo que es una buena decisión ser franco con la gente; con tacto y sabiendo decir las cosas, pero franco y sincero. Pero esa edificación es la más difícil a la que me he enfrentado ya que los planos los vas haciendo día a día y no sabes a dónde te va a llevar ese montón de ladrillos. Y, por esa misma razón, normalmente suele caerse. Y, si no, alguien se ocupará de tirar tu castillo.
De esta conclusión, sale otra, aunque quizá menos general y por ello más particular. Si construyes un castillo de mentiras, es para meterte dentro y protegerte de las verdades que te rodean. Porque no te gusten. Porque te den miedo. Porque prefieras ignorar la verdad. Porque te hagan ignorarla. Porque quieras esconderlas. Por lo que sea. Toda razón es válida para crear una mentira. Es la manera más valiente de reconocer que somos unos cobardes ya que la única manera de destruirlas es enfrentarse a ellas. Y enfrentándose a todo aquello que han creado a su alrededor, que no será poco. Yo “he tenido la suerte” de poder vivir las dos situaciones. Sin duda alguna, se vive mejor fuera del castillo. Aunque haya un momento en el que te quedes solo, merecerá la pena. En mi caso, la ha merecido.
La cuarta y última conclusión, y que tampoco tengo clara, es que, detrás de toda mentira, ya sea maquiavélica o piadosa, hay un grado de egoísmo. Mayor o menor, pero las mentiras suelen ser egoístas. Aunque sólo sea porque pienses que no eres tú quien debe decírselo, ya es un egoísmo. Creo que en la mentira maquiavélica no necesita explicación. Tal vez sí un poco más en las mentiras piadosas. Aunque en estas, la razón del egoísmo suele ser el miedo. Miedo a perder a esa persona amada. Miedo a quedarse solo. Miedo al qué dirán. Incluso vamos más allá y tenemos miedo hasta del qué pensarán.
Nunca podremos tener a todos los que nos rodean contentos con nuestra manera de pensar y de actuar. Porque somos diferentes y vemos el mundo de formas distintas. Por tanto, también tendremos distintos consejos a la hora de mentir o no hacerlo. Siempre habrá quien sea más empático y comprenda la situación en la que se estaba, y luego estará quien te abandonará al destapar la mentira porque “mentirme es lo peor que podías hacerme”.
Convivimos con la mentira. Es una realidad. Vivimos con la mentira a nuestro alrededor. Incluso nos mienten hasta en los ingredientes que tienen algunos alimentos (que nos importará menos pero no dejan de ser mentiras; maquiavélicas, por cierto, que son “peores”)
Debemos aprender a lidiar con la mentira y saber llevarla.
Pero si los filósofos se contradicen y no llegan a ninguna conclusión respecto a esto, no voy a ser yo quien lo consiga.
Digamos que, a mí, no me importa (debería entrecomillarlo) que me mientan ya que puedo comprender situaciones, casos,… Es lógico tener miedo de lo que sea.
Creo que es mucho más importante ser consecuente con lo que se hace, sea lo que sea. Y sé de quien no está de acuerdo. Pero es mi forma de pensar, y eso no lo voy a cambiar a no ser que me demuestren que estoy equivocado.