30 julio 2010

RASTROS

Nuevas personas. Más piezas de un puzzle que nunca se acabará. Nueva gente que me ha sorprendido y cpn la que he compartido muchas cosas. De entre todos los nuevos monitores del curso, he de destacar a dos que, no solo se han convertido en monitores y han conseguido un título sino que, además, se han convertido en dos amigos, en dos personas cercanas en las que puedo confiar.
Laura, la pequeña Laura, que inspira una ternura especial, dan ganas de abrazarla en cuanto la ves y de sonreírla por la dulzura que es imposible de ignorar en su cara. Una chica preocupada, responsable, con ganas de hacer cosas para cambiar su vida y la de los demás. Toda una mujer que busca un hueco en esta sociedad y, en ocasiones, necesita de mis abrazos para darse cuenta de que ese sitio está entre las personas que la aprecian y la recuerdan que tiene un gran corazón y que tiene que luchar por sentirse bien y por quererse.
Y Alberto, una persona sonriente y divertida que consigue hacerte sonreir con una mirada de complicidad. Alguien, quizá, algo misterioso al principio pero que, poco a poco, te permite observar la belleza que guarda en su interior por algún que otro recoveco. Una persona que, a medida que le vas conociendo, te va sorprendiendo más y más, y no por su 9,8 en selectividad y su poco sentido común yendo a secretarías a las tres de la tarde; sino por su capacidad de preocupación por los demás (aun siendo poco cariñoso, demuestra una atención especial al estar contigo) y su manera de procurar que la gente vea el lado positivo de la vida.
Dos personas que, de momento, han dejado una marca en mi corazón y que tengo ganas de seguir explorando nuevos sitios con ellos. Que esa marca se convierta en huella y esa huella, en una amistad sincera y duradera.
Poco a poco se verá.
De momento, sólo agradecer el que me hayais hecho pasar el curso de monitor de ocio y tiempo libre de una forma mucha más divertida de lo que me esperaba (tanto, que lo echaremos de menos, ¿no, Laura?).

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