28 marzo 2011

BUSCADOR DE SONRISAS

Es muy reconfortante ver cómo sigo siendo capaz de arrancar sonrisas.
Un día, ya hace tiempo, me propuse que, más allá de todos los ámbitos en los que se desenvolviese mi vida, tendría un objetivo que sería "buscar sonrisas".
Porque creo que merece la pena intentar que la gente que nos rodea sea feliz.
Porque no cuesta nada prestar un hombro en el que llorar o dar un abrazo que pueda reconfortar.
Porque es un placer escuchar los problemas que alguien pueda tener e intentar solucionarlos.
Porque sólo eso demuestra una confianza y una cercanía que no se demuestra de muchas otras formas.
Porque las personas que nos rodean son las que nos hacen ser quienes somos.
Porque en eso consiste querer.
No creo que cueste tanto mandar un mensaje, preguntar "¿Qué tal?" cada mañana o poner un post-it en los apuntes de otra persona. Son acciones que pasan desapercibidas, que no se agradecen con palabras... pero que arrancan sonrisas. Y, aunque sea por un segundo, la sonrisa consigue que los problemas parezcan algo más pequeños.
Y estoy seguro (o, al menos, eso quiero pensar) que la gente agradece que haga esas cosas. No porque sea yo, sino porque son esos detalles los que hacen que la vida merezca la pena.
Sigo siendo un buscador de sonrisas.
Intentaré ser una pequeña cerilla que, aunque alumbre durante un momento, ilumina lo que nos rodea y nos hace ver que no todo es tan malo como aparenta serlo en la oscuridad. Y, lo más importante, que nunca estamos solos para afrontarlo.
Porque las cerillas se apagan... pero las velas aguantan mucho más tiempo.

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