Y si tú caías, yo contigo.
Es tan preciso, cálido y frío, emocionante y desolador, acogedor y distante, es tan tuyo que llena. [Resp. "Escribir a medianoche"] Cada vez que "te leo" me doy cuenta de a quién tengo a mi lado, una persona que pretende pasar desapercibida porque le da miedo que le conozcan y porque no confía en sí misma tanto como a mí me gustaría que lo hiciera, de un ejemplo de superación en muchos sentidos, de un alma acogedora en la sombra que no conoce el "no" por respuesta, de alguien que cuando profundizas notas que roza la perfección, de una persona que te llena, de un buscador de sonrisas.
Ese es Aitor. Quien actualmente, me da fuerzas para seguir. Digan lo que digan, hagan lo que hagan. Y, lo más importante, haga lo que haga. Él sigue ahí. Mejor, él sigue aquí, a mi lado. Y yo ya no sé que hacer para agradecérselo. Para agradecértelo. Gracias por haberte empeñado en convertirte en un gran amigo. En el mejor amigo que he tenido, tengo y, espero, tendré.
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