Escribo unas cuantas líneas. Las que necesito.
Con las palabras que tú me enseñaste a usar a lo largo de estos años.
Tú eras la perfecta sombra en el papel mientras jugabas con el atardecer.
Yo temía salirme del camino pero me llevabas de la mano.
Rompiste mi único deseo de dormir contigo otra noche.
Sólo quería que fueses atento, cercano.
Mientras caían las hojas en otoño.
Soledad, dolor, no me han abandonado.
Y si tú caías, yo contigo.
Si me amabas, ¿no te sentiste amado?
Ahora supongo que estarás más seguro.
¡Pero si tan sólo me hubieras avisado!
Siete mentiras solitarias recuerdo con el viento sombrío de medianoche.
Abre el libro y siente el único poema que leer he osado.
Yo romperé mi nombre.
Y sellaré esta medianoche con una lágrima de mi corazón blando.
Quema el papel.
Cada línea por la que he llorado.
Yo, escritor; tú, mi único personaje principal.
Me haces llorar por tu amor, al igual que hiciste cuando
Llegaste a entender que todo…
Todo había terminado.
Todavía no soy capaz de releer estas líneas.
Hazme fuerte, Dama del Dolor, hazme menos humano.
Ya no creo en ese “juntos por siempre”
Estas líneas sólo pueden herirme, matando.
Lo siento por la lluvia.
Ahora, en el puente, te abandono, debajo.
Doy media vuelta y te dejo.
Dejo la carta que nunca será enviada, una carta en blanco.
Buenas noches
Decidí que todo ha acabado.
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