Son los pequeños detalles los que te hacen ver que la gente te aprecia. Son esas sorpresas, esos actos que no te esperas, que te hacen sonreír. Hoy me he levantado aunque pensaba que iba a ser uno de los peores días de mi vida, pero los que me rodean, aquellos que intentan estar cerca de mí, les deje o no, han conseguido arreglarlo. Y han sido muchas las sorpresas. Es ese beso que me ha dado Paula por la mañana. Esa frase diciéndome que Aitor es increíble, que tengo mucha suerte de tenerle como amigo (y no sabes que razón tienes, Paula). Alba dándote las gracias por un mensaje que llevaba días en mis borradores y, por fin, me decidí a enviarlo. Esos dibujillos que hace Dani cuando se aburre en clase (es decir, constantemente) y que luego me enseña para sacarme una sonrisa. Esa canción mal entonada por Roxana pero que nos hace reír a todos, sin importarle. Luisa metida debajo de la mesa para que Hilda no la pille en clase, incluso paseando por el pasillo y sin verla. Bea y sus comentarios cuando nos saltamos las clases. Elena con un gracias por no dejarla tirada en la universidad. Mi hermano contándome sus problemas de camino a la piscina. Es Aitor que habla conmigo por el móvil de cosas más o menos importantes durante más de una hora y sin cansarnos. Cris que me llama para decirme que, de nuevo, está seriamente con Tristán y, por fin, deja de darle quebraderos de cabeza. Es llegar a casa y encontrarse un post-it pegado en el cajón con un “te quiero, guapo” con la letra de mi madre. Es que Jesús se preocupe por mí y me saque a la terraza para hablar de lo que me preocupa (él lo sigue intentando y, aunque yo nunca le dejo entrar, se agradece que se preocupen por ti). Es mi prima mandándome un mensaje diciéndome que me echa de menos (el momento de vernos se acerca,jeje). Es mi madre obligándome a irme a la cama (primera vez que lo hace desde que no vivo en Talavera) porque sabe que llevo desde el jueves sin dormir…
Son tantas cosas. Y de tanta gente que, puedo decir que, forma parte del puzzle de mi vida. Tantas sorpresas. Tantos pequeños detalles. Que, aunque al levantarme piense que va a ser un día de mierda, las personas a quien importo, aunque sea un poco, intentan cambiarlo poniendo su granito de arena.
Son piezas importantes en el puzzle. Siempre lo son y lo serán. Y, aunque desaparezcan, aunque no las vuelva a ver, aunque…seguirán en mi corazón, como tantas otras personas ya lo están. Empezando por la ya más que cicatrizada Laura, a la dudosa Helen, pasando por la no tan olvidada Mary. En mi corazón, siempre hay hueco para alguien más. En mi agenda y en mi tiempo, no tanto. Pero no hace falta ver a alguien para saber que está ahí. Y, aunque antes pensaba lo contrario, cada vez me van demostrando más que no es así.
Ante tiempos duros, optimismo. Dejemos el pesimismo para tiempos peores.
Gracias a todos. A quien me demuestra que me quiere, a quien no me lo demuestra, a quien está ahí, a quien quiere estar ahí, a quien cree que ya me ha perdido o a quien, simplemente, me dedica un segundo de su vida a pensar en mí.
Gracias
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