20 DE ENERO

¿Por qué me habrá mandado Aitor una carta certificada?

Entro en Correos y salgo con un gran sobre reforzado con mi nombre bien marcado y remarcado.

¿Qué se trae este hombre entre manos?

Empiezo a abrirlo en medio de la calle

¿Por qué pesa?

Procuro no romperlo mientras lo rasgo. Una de mis muchas manías es no romper los sobres ni el papel de regalo y esto parece, de algún modo, ambas cosas.

¿Cómo puede ser tan detallista este hombre?

Al fin, abro el sobre. Tiene un cuaderno.

¿Por qué, inevitablemente, estoy sonriendo?

Al abrirlo, descubro que me he equivocado. Es un agenda

¿De dónde saca tiempo para hacer estas cosas?

Cada línea ha sido trazada por él. Cada número y cada letra tiene su grafía.

¿Cómo se puede acordar de que quería una agenda por reyes?

"Este año te has portado más que bien. Esperemos que te guste. Los reyes magos."

¿Cómo puede ser tan altruista que ni siquiera quiera un reconocimiento por algo tan grande?

Las primeras palabras en mi agenda son: 20 de enero. Me pregunté que sería sin ti el resto de mi vida, y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer.

Retales de partituras, agradecimientos con melodía. Sabes de que estoy hablando, ¿no?

Aitor, eres, simplemente, indescriptible.

Lo que más valoro en cualquier persona son los pequeños detalles: un abrazo sincero, un mensaje de vez en cuando, una sonrisa en el reencuentro, una llamada a tiempo,...

Hoy has hecho que no pueda parar de sonreír. Gracias por tus grandes pequeños detalles.

"Me pregunté que sería sin ti el resto de mi vida, y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer".