Este fin de semana ha sido perfectamente imperfecto. No ha salido absolutamente nada como lo había planeado pero, al final, todo ha salido jodidamente bien. Ha habido tiempo para todo. He tenido un par de conversaciones que iba posponiendo; he visto que Aitor, por fin, está más relajado, cosa que necesitaba; me he dado cuenta de que la gente de mi clase sigue unida hasta cuando nos enfadamos; estoy re-descubriendo a mi prima y empezando a darme cuenta de que es más genial de lo que creía; voy afianzando aún más mi relación con Marta, cada vez me sorprende más lo comprensiva y empática que puedes llegar a ser; sigo conociendo a Miguel, sigue quitándome la respiración el verle, sigue pareciéndome alguien con quien quiero estar en cualquier momento y a quien puedo contarle cualquier cosa, quiero seguir haciendo el ridículo en sus partidas de rol por torrija, quiero que me siga mirando como me mira, quiero que siga teniendo la confianza de que me pueda decir cualquier cosa sabiendo que no me voy a enfadar, quiero...; he sido consciente de que, en la sombra, sigue estando gente que quiere entrar o afianzar su presencia en mi vida como Adri, Cimarra o Susana; hay quien se esfuerza por encontrar un hueco para encontrar una cena conmigo (Tere, ese día llegará, estoy seguro); aún hay personitas que ponen su granito de arena a mi felicidad con un mensaje como Alba o Patri; y hay quien me ha sorprendido más gratamente en este fin de semana: ella es Paula. Paula se conforma con tan poco que da gusto darle lo que sea porque ella lo recibe con más gratitud que cualquier niño pequeño, transmite una clase de paz con su sonrisa muy difícil de expresar, comienza a hacerse un espacio en mi vida a base de perseverancia y pequeños detalles que parece que pasan inadvertidos, aunque no sea así, voy descubriendo cada día a una Paula más humana, más bondadosa, más amiga. Estoy descubriendo una "super"Paula (jeje).
No sé. Este fin de semana lo había organizado para que fuese completamente distinto y todo se ha ido a la mierda como un castillo de arena cercano a la orilla. Pero, al final, he sido muy feliz y he tenido unas sorpresas maravillosas. Lo único que podría fastidiar estos días ha sido el hecho del desastre de la tetería pero, como sé que se va a arreglar y todo quedará en un malentendido porque Eva y Carlos son, también, geniales, pues no me preocupa.
Me empieza a resultar extraño que la etapa de felicidad dure tanto tiempo. Algo tiene que pasar, pero, hasta que pase, disfrutaré.
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