Es el que se queda afuera de todo lo que los demás forman parte. Es una carta más, pero no una carta cualquiera. Está dentro de la misma caja, con todos los demás naipes, pero no es como ellos. Por lo tanto, puede ser retirado sin que nadie lo eche de menos.
El comodín de la baraja es una carta que te viene muy bien si está en tu mano, es útil porque sirve para cualquier cosa y puede hacer cualquier función, la que necesites en cada momento. Un día es nueve de picas y otro distinto se convierte en tres de diamantes. Pero también hay veces que es inútil y no te casa con ninguna de las cartas que hay en tu mano. Para eso, casi mejor tirarlo y que otros puedan aprovecharse de él.
Incluso hay juegos en los que el comodín no es necesario y se deja dentro de la caja, apartado de todos los demás naipes, sin poder mostrar su sonrisa al jugador que lo utilice.
Al fin y al cabo, es una sonrisa que no merece la pena porque sólo es la sustituta de otra carta mejor. Nadie querría al comodín si tuviese en la mano la carta que necesitase. Es el eterno e inútil sustituto.
Sólo una falsa sonrisa con los cascabeles demasiados gastados.
¿Pasaría algo si la baraja se quedase sin comodín?
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