Afrontar los miedos es complicado pero necesario. Perdemos a gente por miedo a actuar, por miedo al que pasará, por miedo al qué dirán. Perdemos oportunidades por miedo a arriesgarse, por miedo a que salga mal, o incluso a que salga bien. Miedo a sentir, miedo al dolor, miedo al amor, miedo a las pérdidas, miedo a la soledad, miedo a que algo termine, miedo a que empiece, miedo a que no haya tiempo, miedo a perder el tiempo,… Miedo al propio miedo. ¿No son demasiados miedos? ¿No tenemos suficientes cosas de las que preocuparnos como para, además, ponernos nosotros mismos más barreras para conseguir lo que queremos?
Afrontar los miedos es complicado pero necesario. Debemos saber que nuestros miedos los creamos nosotros y, por eso, debemos ser nosotros quienes los superemos. No podemos permitir que sean ellos los que nos muevan. Tenemos que aprender que podemos perder o ganar. Pero, si no nos arriesgamos, siempre tendremos la duda de si habríamos perdido o ganado. Sólo hay que actuar. Actuando, conseguiremos saber que nos depara el destino. Quizá nos sorprenda. ¿A qué estamos esperando para descubrirlo? Estoy seguro de pocas cosas en mi vida pero una de ellas es que me seguiré equivocando porque merece la pena levantarse.
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