A existir, que es para mí desaprender la prisa. Soltar los músculos de mi corazón y dejarlo latir a su ritmo. Volver a estar en el calor del sol sin pensar en el calor. Comer cuando el hambre tiene hambre y obedecer el sueño cuando la noche llega y la oscuridad cubre las cosas, y las cosas en la oscuridad pueden descansar.
De nuevo estar. Estar y ver. Y verlo todo lo que está tal como es, sólo mientras está hoy, como no sabemos si estará."
[Extracto de "La mujer que buceó dentro del corazón del mundo" de Sabina Berman]
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