-¿Por qué lloras?- preguntó él
- Porque me acuerdo del pasado, de mi juventud, de la belleza que veía en el espejo, de los hombres que amé. Dios fue cruel conmigo porque me dio memoria. Él sabía que yo recordaría la primavera de mi vida y que lloraría.
El sabio contempló el campo de nieve, con la mirada fija en un punto. En un determinado momento, la mujer paró de llorar: -¿Qué estás mirando?
- Un campo de rosas- dijo el sabio- Dios fue generoso conmigo porque me dio memoria. Él sabía que, en invierno, yo siempre podría recordar la primavera y sonreír.
¿Por qué nos obcecamos en ver campos de nieve?
Busquemos campos de rosas a nuestro alrededor. Seguro que hay muchos más de los que pensamos.
O U Y E A H !
ResponderEliminarpor fin llega un Jose positivo :)